Sufrir.

La bella que la vida calló.

Amé tu sombra y tu fuego,
te amo aún en tus silencios,
y sé que mañana, aunque el mundo me pese,
seguiré amándote en secreto.

Me rompiste el corazón,
lo partiste sin temblar,
pero ni en la herida más abierta
se me borró tu nombre.

Fingí no amarte,
como quien finge no sangrar
cuando la herida es profunda,
y esa mentira me dolía más que la verdad.

Te quise con torpeza,
te quise con miedo,
te quise como quien se aferra
a lo único que lo sostiene vivo.

Y aunque ya no estés,
aunque seas recuerdo y ausencia,
yo sigo siendo tuyo en lo callado,
sigo ardiendo por dentro
con un amor que no sabe morirse.