¡Matutina!
Baña mis ojos en luz;
aún sin verla,
déjame imaginarla.
Colores cremosos,
pasteles suaves,
se posan en tu sonrisa.
¿Cómo un vidrio roto
puede ser más bello
que un cuadro inmaculado?
Esta vez seré el artista:
posa, musa.
Bríndame calma,
empalágame con esa meliflua.
Dame lo peor de ti;
verás que te quiero de cualquier forma.
Permíteme amarte así;
sabes bien que iría al infierno
solo por sostener tu mano.
Esta poesía…
poesía que un rebelde
solo puede entender.
El amar es rebeldía.
Cada mañana… eres distinta,
alguien nueva,
alguien de quien
me debo volver a enamorar.
—Aunque este lienzo sea precioso—.
Este no será el último
que haré para ti.