liocardo

CARRILLÓN Y SU MANIVELA (cuento)

Creo que no. Ya seguiré con las saetas. Por si alguien gusta leerlas. Ahora estoy en otro asunto: un contrapunto.

 

Su título: ”carillón y su manivela”

 

carillón y su manivela”

 

Pasaba la noche en vela. Dándole a la manivela. Era poeta de abordaje, sin pelaje miccionaba contra el viento, no por novato sino por idiota. Acaso le gustaba el tibio líquido rociando su rostro en contraposición a las salpicaduras de agua marina siempre tan corrosiva. Tal vez era lascivia o simplemente por una morbosa afición. Podía mear a favor y lo sabía: al fin y al cabo de hornos conocía las vicisitudes de las corrientes. No era nadie:

 

Un supuesto contrapuesto dispuesto a creer en sí mismo (ay! qué menos requiere la insignificancia).

Y a lo lejos vio un faro, o acaso una luz fatua, sirena, se dijo, por dar magia a su capricho. Porque ante todo, en aquel desierto tenía que sentirse alguien: mal efecto: la soledad no se acompaña.

 

Ya te apañas: hay un país con la tierra verde (acaso azul; te invito a un día de cacería cuando en un aprieto tras de un pino, dejo una tierra fértil; a ver qué colores y matices iridiscentes puedes llegar a definir artística o artificiosamente.

No te gustan las polémicas; ay, pobre víctima. No haberla empezado. Basura fuera del contenedor por falta de aforo.

 

Te escondiste tras enaguas, lo hiciste. Tus celos fueron tu propio reflejo: sin aparejo tiraste el anzuelo sin cebo y te creíste salirte con la tuya. No despiertes al dragón, o, por favor, sí, hazlo.

 

Te falta calle y hasta callos. Insisto: cobarde: acepta el reto o vete corriendo al señor Janover a chivarte de que Liocardo es un Presa Canario que no va a soltar tu cuello. Escóndete donde quieras. Te tengo a tiro.

 

 

Añado:

 

Con una disculpa sincera de que te confundiste y fuiste grosero conmigo (no hace falta que te disculpes por ser estúpido, porque naciste con ese defecto y no es culpa tuya sino de tu genética), puede ser que me aburras y te ignore (puede ser, no es una promesa; acaso es que, a contrario que tú me sobra el arte para las letras y me divierte ponerte contra el viento mirando al sol naciente).

 

No se siente.

 

 

Cretino.