Lo llamé el último suspiro,
y fueron mis manos tras el roce de tu piel.
¡Y sí! Mis manos alcanzaron las tuyas,
pero no así, tu las mías.
Era mi mar contra tus costas,
mis estrellas ante tus ojos,
un universo alborotado
danzando ante un ser inerte.
¡Ah, Mis manos! ¡Parecían mariposas!
Y así, encontraron su red,
y tú, como una coleccionista
apagaste su vuelo.