¿Por qué no envidia el mar
el azul del cielo?
Porque su inmensidad
es refugio de belleza y misterio.
¿Por qué no envidia el árbol
la altura de la montaña?
Porque su presencia
es fuente de alimento y vida.
¿Por qué no envidia el gorrión
el poder del águila?
Porque tiene el poder
de emanar alegría de su pico.
¿Por qué no hay envidia
entre los cuatro elementos?
Porque juntos son vida,
separados son caos.
Todos somos vida
y no debemos ser oscuridad
cuando el fulgor de otros
parece nunca declinar.