Héctor Gregorio

Una

Una.

 

Bella, una, de cuerpo  fuerte y alegre,

Bella, una,  mujer de atardeceres.

Construyes maravillas desde el alba

Y curas las heridas con tu alma.

Tus ojos ardieron más que aquellas brasas

Que templaron la habitación imaginaria

Luego la puesta de sol, tu vestido, las olas bravas

Apagaron tu mirada y las cenizas blancas.

La tela del vestido, tus pies, el agua

La sonrisa, el calor del sol por la ventana,

A nadie interesan estas palabras

Solo a esta, una, historia cotidiana.