Una.
Bella, una, de cuerpo fuerte y alegre,
Bella, una, mujer de atardeceres.
Construyes maravillas desde el alba
Y curas las heridas con tu alma.
Tus ojos ardieron más que aquellas brasas
Que templaron la habitación imaginaria
Luego la puesta de sol, tu vestido, las olas bravas
Apagaron tu mirada y las cenizas blancas.
La tela del vestido, tus pies, el agua
La sonrisa, el calor del sol por la ventana,
A nadie interesan estas palabras
Solo a esta, una, historia cotidiana.