Si observo en su mirar el parpadeo
que chispa del amor febril denota;
sospecho que en el aire su alma flota
envuelta en los suspiros del deseo.
Mirando su sonrisa, siempre veo
la esencia de pasión, que gota a gota
derrumba sus recelos de devota,
soñando de un orgasmo su trofeo.
Su voz, que de ilusión posee nota,
conserva de un ensueño el balbuceo;
y siente que su espíritu es gaviota,
que busca con frenético aleteo
el éxtasis supremo, donde brota
de olímpico delirio gran jadeo
Autor: Aníbal Rodríguez.