Sin probar esos labios moriré
cuando este vil dolor y el raudo viento
consuman fidedigno sentimiento,
yo sabré que sin amor viviré;
por mi infamia ahogado sentiré
este océano exiguo y descontento;
mas si por mis sueños amarte intento,
¿qué tanto amor es lo que yo veré?
¿Cómo ha de amarte un corazón cautivo,
si en tus ópalos duerme la tibieza
que oro varón ves su noble mirada?
Mas si por su lumbre hallas lo furtivo
del resplandor que en ti la luz empieza,
yo acepto ser ceniza y no ser nada.