Mis manos llevan tristes más de un mes,
Vacías, tiritando,
Pidiéndome a gritos la memoria de tu piel.
Quieren volver a hundirse en tu carne húmeda,
Abrirse camino entre tus piernas,
Explorar cada curva como si fuera infinita,
Fundirse en tu fuego hasta caer rendidas.
Cada noche las reprimo,
Pero sueñan con arañarte la espalda,
Con anclarse en el abismo que dibujan tus caderas,
Con arrancarte gemidos que incendien la penumbra,
Mis manos llevan tristes más de un mes,
No saben que tocar, que sostener,
Se quedan colgando en los bordes de la nada,
Mientras tu boca me desgarra por dentro
Y me devora el alma.