Gustavo Affranchino

Guerra y alquimia

Gracias por mi madre;
por los días,
por las tardes
y las noches.

Gracias por la acción
de abrirme nuevamente
compañeros de camino
ayudantes del destino.

Gracias por ella...

Estaba yo luchando
por la sagrada libertad
la más sublime de las Patrias.

Me expuse con temor,
con valor o yo que sé
y el fuego me alcanzó.

Mal herido allí quedé
tendido sobre el campo
a merced de los caranchos.

Pero ella me guareció
retirome allí del fango
y entre rocas me sentó.

Munición de sobra
y comida me dejó,
botiquín, para atender mi corazón
y su foto invisible en mi memoria
grillita de luz que
me protege, me protege.

¡Siga adelante equipo mío!

Sé que siempre pregoné
que nadie atrás se queda,
lo sé,
pero hoy deseo que me dejen
aquí.

No se preocupen por mí
no me afectan las críticas
ni lastiman los caranchos.

Ya rebrotaré...
o a ser polvo de estrellas
volveré.

Será de Dios.