Por un camino de piedras,
llega la muerte a su nido.
La flor que crece en la orilla,
anuncia el calor y el frio.
Y a la hora de vivir sin penas
silva el viento su ritmo,
que hace volar las hojas
y al árbol deja dormido.
Ya no cantan los pájaros
y el aroma de luz se ha ido,
buscando un alba desnuda
por dónde el tiempo ha huido.
Un verso de lágrimas secas
suspira su mudo trino
y por la hierba el rocio,
enciende de amor los lirios.
Por un camino de tierra,
la noche abre su abanico
y llueven estrellas negras
y lunas de pecho herido.