Panteismo, gnosticismo y budismo —una réplica breve. Si Dios existe, no necesitamos a Buda, ni te necesitamos a ti, sino a Dios.
Si dices ser dios, y pones al diablo en un pedestal, como el primero en denunciarte a ti mismo como una deidad digna de condena, estás librando una guerra contra ti. Un imperio que se vuelve contra sí mismo está destinado a caer, porque el diablo también sería ese mismo dios que se acusa a sí mismo, y su imperio se volvió contra sí.
Como dijo el Hijo de Dios esculpiendo sus palabras en la eternidad que pulveriza el tiempo:
Marcos 3:24-26 (RVR 1960)
“Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer.
Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer.
Y si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin.”
Puesto que si todo es dios, y dios está en guerra consigo mismo —es bueno y malo al mismo tiempo—, con claridad rotunda no es dios, sino una ilusion: una criatura bicéfala cuyas cabezas basilíscas luchan entre sí hasta desmoronarse.
Pero el Dios verdadero va mas allá: siempre bueno,
fuera del ego humano dividido entre el bien y el mal,
incapaz de hacer el bien, que lance la primera piedra
aquel libre de pecado, puro, diáfano como arcilla en manos del creador.