¡Ay!, pero te inmunda
cuántas desgracias creas.
Tú, que tantas vidas quitas,
tantas almas derrochas.
El mayor pecado del ser
se ve reflejado en deber,
en terribles órdenes
de ricos a varones.
Tanta hambre y odio
creas en enorme vacío.
¿Cuántas personas morirán?
Por ti, atroces guerras libran.
Ojalá la paz te derrote
para nunca jamás verte,
pues todo lo desapareces,
odiosa, pobres nos vuelves.
Autor: Samuel Fuentes