Tesoros escondidos.
Allá o más acá
estamos
entre hojas caídas
o con coquitos encima.
A veces
dados por muertos
por viejos días de furia
que mejor no recordar,
o, perdidos tal vez
porque sí.
Hay días en que la tierna chispa
se enciende,
solo por un rato
cuando alguno se detiene.
Amuletos de infancias enterradas
tomando sol sin tiempo
¿Cómo son los finales de las historias sin fin?
Mientras nadie nos ve,
con el viento jugamos a las escondidas
y con suaves movimientos
recorremos
como equilibristas
ramas entrelazadas
de árboles caídos.
Que tal si hoy
salís a ver el sol,
tumbados debajo del bosque
mirando las palomas volar
tenemos una cita para jugar.
Como una rueda
tu carita de sorpresa
confirma
acá estoy
entre tus manos
volvamos a empezar.