Que sí, valientes, lo confieso,
yo mismo, sin ir más lejos, regalaba mi alma
al primer diablo amateur que me tropezaba.
pero sabed
que nuestros belicosos acnés también bramaban
sus honorables justas y vendettas.
y nuestras hormonas frescas
sus edenes y sus espejismos intercambiables
e interconectados.
Y aún nos quedaba tiempo
para insurgencias cuando los tentáculos
de los brujos reciclados
del marketing oficial.
Pero sí, tenéis toda, toda la razón.
A nosotros no nos limitaron a ochenta por hora
la conquista de ningún exoplaneta
oxigenado y oxigenante
ubicado en el escondite de las utopías
o tras autopistas llovidas de estrellas.
Es más,
ni siquiera incordiaban los radares del espacio-tiempo
cuando el corazón nos latía
en su pico de gravedad.
Que sí, sangres de nuestras sangres, adns de nuestros adns,
vosotros y vosotras, copias perfeccionadas,
más altas, más bellas, en vuestro mundo increíble
de lepidópteros metálicos y algoritmos carnívoros,
nosotros, con nuestros siniestros incrustados,
nuestras banderas flácidas
¿quién coño somos para exigiros el camino?
Nosotros y nosotras, con nuestras viejas bandas
punkarras, tecno y metaleras,
con nuestras secuelas de legendarios excesos químicos
¿quién nos creemos para aguaros la fiesta, para escarnecer
vuestros raps enfadados y vuestros infumables reguetones?
nosotros,
con nuestras infantiles faunas del tal Esopo,
nuestras Heidis repipis, nuestros equilibrios de alambre
en el país de las maravillas sin HD,
nuestras democracias con vistas a mares azulísimos
y nuestras demás boomerhorteradas?
Pero también os digo que añorar nostalgias ajenas,
resucitar faraones autodivinizados
es cosa muy distinta de valientes.
Pero sí, vale, ok.
quién,
quién somos nosotros y nosotras para deciros
si sabéis
si tenéis la menor idea
de dónde narices os estáis metiendo.
_____