A ti, Madre Guerrera
Madre, ¿qué decirte en este día,
tan especial, lleno de amor?
Tú, mi ser y eterna guía,
nueve meses me llevaste con fervor,
¡y hoy tu recuerdo es melodía!
Luchaste por mí, por mis hermanos,
nos diste sonrisas sin igual,
tus fuertes manos, siempre ufanos,
mujer tenaz, ¡de gran valor moral!,
nunca te rendiste ante los tiranos.
Me enseñaste a ser buena persona,
a luchar por mis sueños sin dudar,
ante la tormenta, ¡siempre entona!,
con libertad, el alma elevar,
¡tu lección, mi escudo que abona!
Aún siento tu perfume, Madre querida,
tras años de tu partida, ¡qué dolor!,
tu esencia en mi alma está metida,
como madres que veo con fulgor,
¡eres faro que guía mi vida!
Noches en desvelo, tú viviste,
nuestras heridas curando con amor,
mis lágrimas secaste, nunca fuiste
ajena a mi anhelo, ¡mi gran valor!,
con mis logros, ¡siempre te reíste!
Mis desalientos, tú lloraste,
mis enfermedades, ¡cuánto sufrir!,
pero jamás te acobardaste,
siempre decidida, ¡a resistir!,
con gran valor, nos abrazaste.
A Madres del mundo, mis augurios,
de felicidad, amor y paz sin fin,
de mujer, surgen grandes prodigios,
guerrera audaz, ¡ejemplo a seguir!,
¡su amor, tesoro sin litigios!
Sufre la Madre el dolor del hijo,
dolor que nadie más puede entender,
amor que trasciende todo litigio,
¡amor de Madre, sublime poder!,
que nos marca como un designio fijo.
Antes que Madre, eres mujer,
y como mujer, respeto y venero,
por tu inmenso y eterno querer,
tu ser humano, sincero y certero,
¡ejemplo de vida, sin desfallecer!
Madre, beso al cielo hoy envío,
allí te encuentro, mi eterno amor,
en mi corazón, con ferviente brío,
para Madres Guerreras, este día es primor,
¡Madres Guerreras, eterno estío!
¡A Madres de sangre y alma, mi guía!
Autor: Antonio Pais