¿Serán las emociones las que mueven la percepción de uno mismo?
¿Qué, como ninguna estrella brilla sin su propia energía,
las cosas no son lo mismo
sin la conciencia plena de la propia existencia?
¿Será que reconocer lo verdaderamente importante,
agradecer lo que se tiene,
pensar lo que se dice
y distinguir lo que se siente...
es el camino certero
para la afectividad humana,
el equilibrio del alma
y la claridad del pensamiento?
¿Será que la noche da paso al día por y para algo,y que ninguna estrella se sostiene sola?
¿Será que a cada cosa lo suyo,
actuando en consecuencia...
y así renacer,
y renacer la propia conciencia?
¿Será que no es lo mismo
decir que hace mal tiempo
que sentirlo de verdad?
¿Será que, desde esta playa,
en soledad y silencio,
¡entre arena, mar y letras!,
las cosas se perciben entre diferentes
y tal y como son?
¡Será que cada estrella necesita su luz, cada instante, su presencia!
¡Y cada alma, su claridad!