¿Cómo hace para vivir,
si tiene que escribir?
Entienda de mis razones,
explico mis situaciones.
Disculpe, antes, mis lamentos;
es que he pasado la vida
en aprovechar momentos,
aunque también fui herida.
He cumplido mis anhelos,
aceptado realidades,
todo esto sin recelos,
y en muchas tempestades.
Pero de letras, ni silueta;
y a esta duda dé su oído:
¿Es que ha nacido poeta,
o poeta ha renacido?
Deje que siga contando,
entienda la inquietud;
por cuanto lleve esperando,
prometo mi gratitud.
Tras reto imprevisto y torcido:
¡Escribe! ¡Deja registrado!
Hallé en las palabras sentido,
¡mire lo que ha provocado!
Me llaman poetisa a veces,
encuentro temas a montones,
y eso me da mil reveses;
escribir me cuesta horrores.
Siempre recursos olvido,
las imágenes se me esconden,
un detalle he omitido,
los colores no responden.
Metáforas, comparaciones,
o quizás personificaciones,
escapan por intenciones
de escribir sin lecciones.
Rima y métrica he perdido,
versos y estrofas han huido;
el título… eso sí, cuido,
es lo único que no olvido.
Solo escribo lo sentido,
y es así que siempre atino:
certero lo que he vivido,
o real lo que imagino.
¿Cómo maneja usted, poeta,
su mente atenta e inquieta,
cuando la idea hace rabieta?
¿O es que solo a mí me reta?
Amanece un bello día,
todo puede ser descrito,
o escrito en fantasía,
y entonces empieza el rito.
Mas, en otras, desaparecen,
destellos son opacados,
por intrigas que florecen,
de incógnitas inspirados.
¿Será que modosas ocultas
las ideas han acabado?
¿Será en mis manos sepultas
las poesías que he soñado?
Ohh… ¿y así poetisa me llamas?
¡Me espantan estos dilemas!
Y no son solo esas tramas,
suman y siguen problemas:
¿Podré salir después
de descubrir este mundo,
confiando solo en mí,
en esta débil memoria?
¿O del amor y del dolor
a los otros no advierta,
al que también, como yo,
expuesto se encuentra?
¿Podré acaso experimentar
hallazgos e inquietudes,
sin relatos ser descritas
o en versos ser cantadas?
Ohh… señor poeta, cordura,
¿estos debates le evocan,
como a mí, intriga pura,
o qué posturas provocan?
¿O me pasará que al amor,
de buscarlo, he de hallarlo,
sin querer y sin pensarlo
me pase lo que mal temo?
Diga yo: “¡Espere, amor!
¡Que esto debo plasmarlo!”,
y lo deje por buscar
dónde poder expresarlo.
Y él quede en esa espera,
y de esa espera, cansado,
por el tiempo derramado,
olvide que me haya amado.
Oh, cuando al fin lo logre,
liberarme de ese trance,
mis manos de las teclas,
mis ojos de la pantalla;
dé la vuelta y descubra
no hay cuerpo que besar,
ni amor a quien expresar,
ni historia que guardar.
Escribir para vivir,
o vivir escribiendo…
¿Qué escribir si no vivo?
¿Qué vivir si no escribo?
Ayúdeme usted, poeta,
si tiene ya las respuestas,
si usted contestó estas dudas,
o si es solo mi locura.
Silvana Ibáñez
19/10/25