_Incipiens_

Una Oración al Tiempo

Una sola vez dije que sí,

y bastó para que el mundo entero

se inclinara ante ti.

 

No hay rosa que grite más fuerte

¡te quiero!

que el temblor de mi voz,

cuando pronuncia tu nombre

como un secreto de Dios.

 

No echo nada de menos;

somos nuevos,

pero llevamos siglos

reconociéndonos en silencio.

 

Flotamos entre nubes de ternura,

bailando al son

de la música que brota

de nuestros corazones.

 

El cielo escucha —

nos cubre con su manto,

bendiciendo este amor

que no pide nada,

solo ser.

 

Hoy no hablemos de los desamores;

dejemos ese trago amargo

para los que temen amar,

para los que visten su miedo

con orgullo y distancia.

 

Vivamos nuestro instante,

sin mirar atrás;

y si el dolor insiste,

que cada beso

sea una oración al tiempo,

y cada mirada,

un juramento eterno.

 

Rubén Romero Toledo © 2025 todos los derechos reservados