La vértebra
Preguntan del porqué Geopoética,
habiendo tantas cosas que tomar:
palabras que me llevan a afirmar
que el arte nunca ha sido solo estética.
No trato de esconder mi respirar,
persigo como un ciego nueva forma.
A veces me contento con la norma
mas otras... reconstruyo mi soñar.
Tampoco me disgusto en la colmena,
ya sé de lo que viene y qué ha de estar.
Yo soy un soñador y a contemplar
me paro donde sea: luz o arena.
Ya sé que el ruido existe, no le temo:
ya dijo Juan apóstol qué hay que hacer;
así que, ¿se ve intenso no saber,
parece que el temor nos mueve el remo?
La mente limitada nunca avanza,
pregúntense por qué se da el proceso.
No creo ser mejor con el acceso,
en cambio, yo doy luz a mi esperanza.
El hombre que es virtuoso no se elogia,
creyendo que el camino solo es uno.
El hombre con virtud es oportuno,
tan solo ve el ejemplo y demagogia.
Por eso es que me atrevo a señalar,
que existen muchos bardos inconscientes:
no aceptan que a la mar van mil corrientes,
se encierran en seguir el mismo scar.
Si el límite al tener su propia orilla,
¿por qué seguir trillando el mismo spleen?
Los años son un ciclo y en su fin,
ninguno da la idéntica semilla.
¿¡Hacer lo que ya se hizo, para qué!?
No niego que son frutos admirables.
La culpa no se culpa sin culpables,
tomarlos como ejemplos te da fe.
Si digo estas palabras es por que tengo
la meta de explicar cual movimiento
que, un día fue propuesta y pensamiento
mas hoy, ya suele ser de mi abolengo.
El hombre que es virtuoso no es palabra:
conoce dónde anda y en qué camina.
¡Que nazca poesía entre la ruina
y fluya entre los mares, yendo en zabras!
Si alguno mi versar les perjudica,
seguid por el camino que es muy largo,
que el arte suele hacer lo dulce amargo
y Dios, es quien, en mí, me ejemplifica.
Samuel Dixon