Un vacío inmenso, un eco sordo,
la sombra de tu ausencia en cada aurora.
El alma llora, el corazón se desborda,
un duelo eterno que en silencio mora.
Se fue tu voz, tu risa, tu mirada,
dejando un hueco que jamás se llena.
La vida sigue, aunque el alma esté llagada,
y el tiempo cura, aunque a veces quema.
Eras mi amor, mi familia, mi amigo,
mi hijo, mi todo, mi eterno lazo.
Las cosas que se fueron, lo que digo,
el eco de un pasado que hoy es ocaso.
Pero en la melancolía te encuentro,
en cada recuerdo, en cada suspiro.
Honro tu memoria en cada momento,
y en mi corazón siempre vivirás, lo juro.
Porque seguir adelante no es olvidarte,
sino llevarte conmigo en cada paso.
Ser feliz no es dejar de amarte,
sino honrar tu vida con un abrazo.
Así, en la danza eterna de la existencia,
te llevo conmigo, mi amor, mi familia, mi amigo, mi hijo.
Y aunque duela tu ausencia, tu presencia
es la luz que guía mi camino.