Los días pasan, cual hojas al viento,
y mi vida se esfuma, en lento lamento.
Cada minuto, un suspiro que escapa,
mientras el tiempo, mi esencia atrapa.
Las horas se deslizan, sin compasión,
y la juventud se aleja, en desolación.
El espejo refleja, un rostro cansado,
y el alma añora, un lindo pasado.
La rutina consume, mi energía vital,
y la monotonía, se vuelve mi mal.
Los sueños se desvanecen, en la lejanía,
y la esperanza se apaga, en la agonía.
Pero aún respiro, aún siento el latido,
y en cada instante, busco un sentido.
Aprovechar el tiempo, que aún me queda,
y vivir intensamente, sin ninguna veda.
Porque aunque la vida se esfume, sin cesar,
siempre hay espacio, para soñar.
Y en cada minuto, encontrar la alegría,
de vivir plenamente, cada nuevo día.