Te quiero por amor al arte,
y quiero ser el lienzo
en el que pintes tus mañanas.
Te espero por amor al arte,
con el único interés
de hacerme un hueco
entre tus pensamientos.
Dejar que me descubras
como quien halla luz
tras una larga noche.
No vendo promesas,
ni pido más que instantes
donde el silencio tenga
el brillo de tu voz.
Te amo sin contrato,
sin cláusulas de miedo
ni garantía de retorno:
como el músico que,
a sabiendas del fracaso,
igual se deja el alma
en su última canción.
Y si no me nombras,
que sea porque tus sueños
te tienen ocupada.
Pero que en tu pecho
resuene, aunque sea en eco,
la ternura de estos versos.
Amarte por amor al arte
es renunciar al aplauso,
al precio, al premio,
y aún así crearte,
soñarte, pensarte...
como se pinta un milagro
que no espera ser real.