Hiroshi Imano

Oyéndose las campanas

Oyéndose las campanas

doradas y lastimeras.

Cuáles raudas cerbatanas

se han ido, bermejeciendo

las peonías desgastadas.

Repiques, añafiles suenan

por los vertiginosos caudales

y por las agrias ciudades ruedan

cuáles bípedos, valerosos y vitales

los caballeros que sin espada

y con su faz ensangrentada,

blanden una guerra ultrajante

y vastamente jadeante.