Melancolía, tristeza, ¿qué sé yo?
¡Este silencio quebranta hasta mi alma!
Como un cristal que se rompe al caer.
Esta tristeza desborda mi ser.
¡Profundo abismo, ya nada me calma!
Pura ambición, yo diría, maestro.
Es la riqueza el poder que quebranta.
Las dictaduras al pueblo lo espantan.
Tanta pobreza, destino siniestro.
Estos cantares me traen rencores.
Con los poderes que rigen destinos.
Dura es la vida del pobre mendigo.
Y si me ayudas, te dejo mil flores.
Porque muy pronto vendrán asesinos.
A terminar el trabajo conmigo.
¡Este silencio será eternidad!
Jaime Correa
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