Entre recuerdos fugaces primeros,
nació lo más bello.
Ojos claros, voz suave, con tono sincero,
vi mi reflejo.
Entre cuidados, cariños y besos,
colmaste mi ser entero.
Cómo no amarte, si dudas borraste,
pasos reafirmaste, hombre forjaste.
Belleza entre la belleza,
me enseñaste a amar lo más tierno,
delicado, puro y eterno,
como son los rayos del sol
acariciando tu cabello.
Vida de tu vida me diste,
hermanos y padre pusiste
frente a mi vida,
sin siquiera pedirte.
Chispa divina de otros reinos,
fractalizada en cuerpo femenino,
ángel y guardián, vibrando en frecuencia
de lo etéreo.
Dios… ¿lo merezco?