A vos te llama el grillo,
por las noches más risueñas,
con su candor encendido
y sus alas cenicientas.
A vos te llama el grillo,
perpetua forma de ensueños,
con sus perfectos días
de milagros y bravía.
No hay algo que no des,
dulce y nuestra Estefanía,
con tu generoso albor
de juego nuevo y fresco.
No hay nada que no des,
cual alma viva.