poetanostalgica

a través de los ojos de un niño.

en este poema, el objetivo es capturar el testimonio de aquellos que no pueden hablar, aquellos que han sido silenciados por la violencia. el contraste entre la inocencia del niño y el caos del mundo adulto subraya la desconexión entre lo que deberían ser las prioridades y lo que realmente está sucediendo. este poema no solo es una denuncia, sino una llamada urgente a recordar, a no olvidar, a mirar a los ojos de los que ya no pueden mirarnos.

 

a los niños que han perdido la vida en las guerras —y a los que, con sus ojos abiertos, aún la están perdiendo.

 

 

- los que aún miran

no entienden por qué caen las casas

si no han hecho nada malo.

no saben de banderas,

ni de dioses que ordenan disparos,

ni de mapas que se tiñen de sangre.

 

solo lloran cuando la tierra tiembla

y preguntan por qué el cielo grita tan fuerte.

 

un niño no nace sabiendo esconderse.

alguien le enseña

cuando el juego se vuelve silencio,

cuando su hermana se queda quieta

con los ojos abiertos

y el pecho quieto

como si ya no necesitara el aire.

 

ellos no comprenden

por qué el mundo no llora con ellos.

por qué los hombres con trajes

hablan de paz

mientras las bombas siguen cayendo

como pájaros enfermos.

 

- los que no serán contados

los que aún viven,

los que aún miran,

guardan en los ojos

las preguntas que nadie respondió:

 

¿por qué me dispararon si tenía un dibujo en las manos?

¿por qué no vino nadie cuando gritamos?

¿por qué dejaron que la noche se llevara a todos?

 

pero hay otros.

los que ya no están.

los que se hundieron

sin nombre, sin cuerpo,

sin país.

 

sus risas fueron quemadas.

sus huesos, parte del polvo.

y el mundo sigue,

como si nada pasara,

como si la guerra fuera solo

un juego de adultos

al que no deben invitar a los niños.

 

y si uno mira bien,

en los ojos de los que sobreviven,

se ve el vacío

de todos los que ya no tienen un hogar.

se ve el grito

que nadie escuchará.

 

 

 

Jennifer Abril ©

17/10/2025