Desde niña
aprendí a cultivar
adjetivos y algunos verbos
sacaba yuyos de predicados
y rociaba los sujetos.
Y un día comencé a cosechar
literatura enaltecida
poesía sensualísima
y relatos, muchos cuentos
esos sí, que se multiplicaban
sin levadura se elevaban
y solitos se plantaban
ante mí…había que verlos.
¡Qué personalidad construyeron!
Hicieron nidos en la prosa
y entre las rimas crecieron
en un arroyo se bañaban
los haikus y los sonetos
tan masculinos salieron
que las bellas novelas
nunca se desvistieron
…frente a ellos.
Hay que reconocer
que todo esto sucedió
porque la vida es un cuento.