Jorge L Amarillo

Mis horas más siniestras

He querido desnudar a mi alma
en las letras de un poema,
pero no pude hallar a las palabras
que reflejaran a toda mi tristeza.
 
 
Tuve el silencio y también la calma
pero mi musa estaba sedienta,
y se bebió de un sorbo a mis lágrimas
para dejarme en la más completa ausencia.
 
 
Ni el viento se animó a decirme nada
ni las agujas del reloj ya dieron vueltas,
como tampoco supe por qué lloraba
mirando a mis heridas simplemente abiertas.
 
 
Tuve al miedo y también a una esperanza
en medio de mis horas más siniestras,
con la certeza de que todo, todo pasa
¡Aunque mi alma hoy se sienta muerta!