Si me bajo del burro pierdo el dinero.
La limosna para mi boca de putrefacción,
suelta las palabras por las que muero
que a la verdad dicha no tengo relación.
Son miseria. Son calderilla. Nada.
Nada como una vela de luz blanca encendida,
y para el bolsillo roto más cansada
y la mano que la coge no da para la comida.
No es un regalo, es para taparme el oído.
Taparme el oído mientras me dan por el culo.
A este nivel llegado y mi corazón herido.
Un corazón herido que ya ni disimulo.
Son 480 euros de Judas vender honor.
Vender honor de Judas como compañía:
pero es el diablo lo que me da más calor,
y es el diablo su calor pobre que tengo todavía.
Agosto 2.025
NACHO REY