Alguien me dijo maestro
y para mí es demasiado,
nunca me subí a un estrado
aunque tengo la experiencia
y alguna clara tendencia
que natura me ha legado.
De Neuquén me vine un día
cambié lago y cordillera
por sierras y por pradera
fogón, leyendas y mate
y no hay rincón que no late
nuestro amor a la bandera.
Traigo del viento su canto,
al zorzal le robé el trino,
sé de amores, sé de vino
y hasta jugué con la muerte,
tal vez todo ha sido suerte
hasta de ser argentino.
Ahora ando muy despacio
por temor a tropezar,
aunque debo confesar
son muchos años a cuesta
que me han bajado la cresta,
pero no voy a aflojar.
Entonces sin más ni más
aquí me voy a quedar,
será cuestión de encontrar
en mi mundo tan pequeño
las viejas huellas de un sueño
que no he podido atrapar.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.