Cállame,
cállame hasta dejarme sin aire,
hasta que la ropa nos estorbe,
hasta que nuestras pieles se confundan
y el silencio arda entre nosotros.
Bésame,
bésame y haz que un te extraño tiemble en tu boca,
bésame como si nadie antes lo hubiera hecho,
bésame… hasta romperme los labios,
hasta borrar el mundo con tus manos.
Desgárrame,
desgárrame con locura,
con paciencia y con amor.
Desgárrame hasta que, de mis labios rotos,
escape el último suspiro
de lo que fuimos.