Se confunde inmenso en lejanías bajo el cielo colosal e ilimitado.
Entrañas suculentas de troncos vivos que se visten de arreboles, sin claudicar jamás bajo algún obstáculo áspero e insidioso indeseado.
Especies incomparables vivases, taciturnas.
Y verde vida ataviada de leñosos puertos como restos circundantes temporales de profundo aliento, en que cabalgan holgados los sueños mas perfectos.
Luciérnagas invitan a perderse en un momento.
Ante estructuras gigantescas que plantan la herencia de los cuentos, y a la espera prepotente que mantiene firme el sentimiento.
Fluye a lo lejos el arroyo manso.
Manto insinuoso de viejos robles al encuentro, de la herencia que se planta tan callada. Como la vetusta confrontación de almas mancilladas.
Y se enraízan opulentas y frías madrugadas.
O temporales clandestinos que enlodan los caminos y esconden en sus entrañas los silvestres trinos, que se mantienen intensos y esfumados, resguardados de martirios
Y se conservan las lianas, los olmos y castaños.
Como brazos abiertos que se permiten esquilmar ante el celaje colorido y esperado, peregrina leyenda de mundos encontrados.
Y estas Ahí…
Verde enemigo de la tundra.
Estas Ahí …
Magnifico hacedor de los encantos.
Siempre ahí. Bosque amigo.
Rafael Blanco López
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