Rafael Blanco

Magnifico hacedor de los encantos

Se confunde inmenso en lejanías bajo el cielo colosal e ilimitado.

Entrañas suculentas de troncos vivos que se visten de arreboles, sin claudicar jamás bajo algún obstáculo áspero e insidioso indeseado.

 

Especies incomparables vivases, taciturnas.

Y verde vida ataviada de leñosos puertos como restos circundantes temporales de profundo aliento, en que cabalgan holgados los sueños mas perfectos.

 

Luciérnagas invitan a perderse en un momento.

Ante estructuras gigantescas que plantan la herencia de los cuentos, y a la espera prepotente que mantiene firme el sentimiento.

 

Fluye a lo lejos el arroyo manso.

Manto insinuoso de viejos robles al encuentro, de la herencia que se planta tan callada. Como la vetusta confrontación de almas mancilladas.

 

Y se enraízan opulentas y frías madrugadas.

O temporales clandestinos que enlodan los caminos y esconden en sus entrañas los silvestres trinos, que se mantienen intensos y esfumados, resguardados de martirios

 

Y se conservan las lianas, los olmos y castaños.

Como brazos abiertos que se permiten esquilmar ante el celaje colorido y esperado, peregrina leyenda de mundos encontrados.

 

Y estas Ahí…

 

Verde enemigo de la tundra.

 

Estas Ahí …

 

Magnifico hacedor de los encantos.

Siempre ahí. Bosque amigo.

 

 

Rafael Blanco López

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