En la partida
de la maratón de los verbos,
que se han acomodado
con los silencios,
doy inicio a una carrera
de fuerza, movilidad,
duda agónica, soledad,
pero por sobretodo,
poética,
porque las razones
sinrazones
llegaron tarde
para darme una opción distinta
y quiebro los análisis interiores,
llenando una carta de navegación,
a veces dolorosa,
pero otras sublime,
porque en busca
de la palabra viva,
corro las cortinas
de la muerte
y le niego ese deseo
de ser inmutable,
ortodoxa, y creo
que también
está un poco vieja y loca.