Huele a café …
y el aire se tiñe
de un color distinto
como si despertará
entre notas de aroma
y recuerdo.
Mi mente divaga ,
y te trae a mi,
con esa mirada, tuya
serena, profunda,
que aún inspira lo que callo.
Bajo mis lunas de octubre,
el silencio se mezcla
con murmullos lejanos,
y todo parece tan vivo,
tan ausente a la vez.
El frío me envuelve despacio,
y en su abrazo de sombra,
vuelvo a ese instante tibio
donde el café sabía a ternura
y tus palabras eran abrigo.
Hay cosas que no se olvidan,
solo cambian de aroma.
Como tú,
que sigues aquí,
en cada sorbo lento de la mañana.
Lilia Molina Fernández
Octubre 2020