Cuando el bosque calló,
la brisa se apagó,
y el río que cantaba
su lamento dejó.
Los pájaros volaron
sin hallar dónde anidar,
y el sol en las praderas
pareció llorar.
Cada tronco caído
guardaba un corazón,
y la tierra que ardía
perdía su canción.
El hombre, ciego y frío,
arrasó sin pensar,
dejando el mundo vacío
y al cielo sin hogar.
Las raíces se quejan
bajo polvo y metal,
y el eco de la vida
huye del umbral.
Si volviera la lluvia,
el bosque renacerá,
y el canto de los árboles
al viento volverá.