Nunca podré entender
como aprendí a amarte en la tristeza,
como naufragar en los versos
y calmar en ellos mis penas.
A no protegerme del ayer
a morir yo en mi propia hoguera,
a esperar todo del mismo tiempo
ese tiempo que nunca nos espera.
A soñar con ese volver
a querer el dolor de tu ausencia,
a ver mi rostro en un espejo
y ver en mí a mis heridas aún abiertas.
A deshojarte vez por vez
a no arrodillarme pidiendo clemencia,
a aferrarme tan solo a un consuelo
de tener a tu sombra relativamente cerca.
Nunca podré saber
como estoy atrapado entre invisibles rejas,
como saber que te estoy queriendo
y que al pasar las horas, ¡más de mí tú te alejas!