Ante la masa maleable,
las máscaras sociales,
el egoísmo, la falsedad,
la falta de empatía y el mal.
Cada cual, según su realidad,
condición o situación,
artífice de su propio destino,
respetando a los demás.
Pienso, digo y hago lo mismo:
libre de toda toxicidad,
con la lucidez necesaria
y profundidad espiritual.
Arquitecto de su pensar,
de su sentir y actuar,
siendo uno mismo, total,
con claridad al ser y estar.
Y ahora toca repetir…
Ante la masa maleable,
las máscaras sociales,
el egoísmo, la falsedad,
la falta de empatía y el mal.
Que cada cual sea el arquitecto
de su propio delirio o locura,
es decir, de su propia cura,
que impulse y guíe su andar.
Mares por descubrir,
montañas por conquistar,
más lacura por alcanzar,
más claridad y profundidad.
¡Y entonces, solo entonces,
cuando las máscaras sociales
sean derretidas al sol de la conciencia,
no les quedará más que el abismo!...
¡La sombra de su propia impostura!