Luis Barreda Morán

Bajo Mi Propia Ley

Bajo Mi Propia Ley 

Si alguien llega a pensar que no soy suficiente,
que considere marcharse sin ningún reproche,
mi corazón cansado de fingir sonrisas,
no cargará cadenas que lo ahoguen en la pena,
y seguirá su rumbo con la frente en alto.

Si mi forma de amar le parece intensa,
si mis sueños son locos y mi entrega es completa,
no habrá puertas cerradas que detengan su paso,
prefiero la quietud de mi propia compañía,
que un amor que se queja de mi esencia sincera.

No oculto mis defectos, mis días de tormenta,
ni pido a cambio glorias ni promesas vacías,
soy un mar de emociones, a veces calmado, a veces feroz,
pero en mi pecho habita un amor verdadero,
que no mendiga migas de un sentimiento tibio.

Exijo reciprocidad en cada mirada compartida,
que el respeto sea un puente que una nuestras almas,
y la tolerancia un muro contra el desgaste diario,
pues merezco un cariño que no dude en las sombras,
y que crezca en los días grises con la misma fuerza.

Si decides quedarte en este viaje incierto,
seremos dos faros en la noche profunda,
iluminando juntos los senderos olvidados,
compartiendo derrotas y también las victorias,
sin juicios absurdos ni comparaciones vanas.

Pero si sientes miedo de mis olas bravías,
si anhelas una calma que yo no puedo darte,
es mejor que emprendas tu propio camino,
no seré tu ancla pesada ni tu prisión eterna,
ni tú mi carcelero de expectativas frágiles.

Porque he aprendido al fin que la plenitud,
no nace de agradar a miradas extrañas,
sino de abrazar todo lo que habita en mi pecho,
sin pedir disculpas por cómo late el ritmo,
sin rebajar mi fuego para calmar tu frío.

Así camino ahora, ligera de equipaje,
con la certeza clara de lo que merezco,
un amor que se ría bajo la misma lluvia,
que no tema a mis sombras ni envidie mi luz propia,
y que en cada mañana elija renovar su pacto.

Y si ese lazo llega, será un río sereno,
donde fluyan dos vidas sin perder su cauce,
donde ser insuficiente sea un mito del pasado,
y en su lugar construyamos un mundo a nuestra medida,
donde todo, absolutamente todo, sea compartido sin medida.

—Luis Barreda/LAB