Siempre que me quedo dormido
en el regazo de los recuerdos,
sueño contigo...
Y tú habitas cada pálpito,
cada respiro.
En mis sueños, eres color ámbar:
viaje de mares y memorias,
puente de arcoíris,
iridiscencia mensajera
de tamboras y clavicordios...
y de ríos sin olvido.
Esa flauta mágica,
capaz de sumergirme
en un laberinto de demencias,
y de perderme para siempre
en la lógica simple
de mis débiles locuras.
Poeta de albedríos,
Yo estoy hecho de sueño,
y sueño tus luces y sombras,
sueño tus mañanas
con avecillas madrugadoras
y campanadas
que anuncian misas de salvación.
Nidadas de golondrinas,
cantos distraídos...
Te he visto
con los colores naturales
de quien sueña su verdad,
y aunque en mi viaje de ensoñación
me sienta navegante penitente,
estoy atento a serpentear,
y remontar sin dudas
los altibajos de tus olas,
barcas con capitanes
remontando sus céfiros y estíos.
He soñado tardes contigo,
y tú duermes
la placidez de cada tarde:
sus inviernos, primaveras y veranos,
en el crepúsculo de mis brazos.
¡Duerme... y sueña conmigo!
¡Duerme... // y sueña conmigo!
Racsonando Ando (Oscar Arley Noreña Ríos)