Carlos Baldelomar

+ UNA TARDE DE ESAS +

Ojalá te sorprenda una tarde de esas,

una de esas tardes, con vocación de lunes,

donde te parezca cansado

El mismo canto de pájaro que se posa

Afuera de tu ventana.

 

Una tarde de esas,

Donde el cielo pese, con nubes,

Y sus quejido 

Y las calles te parezcan absurdas

Con su silencio.

 

Y que las costuras de tu paciencia 

Vayan una a un

 

 

una de esas tardes donde el sol huye

de tu ventana, de tu puerta, de tu calle.

donde tus palabras cansadas, no encuentren

un reposo, o no quiera el refugio

de las mismas manos de siempre.

 

y que en ese instante de tu desolacion,

donde ya el cielo ya no resista

la flaqueza de tus brazos,

y este te caiga.

yo entonces doble por tu esquina

tan casual, tan de nadie

pero en el fondo tuyo.

 

y tu, asi sin mas, en mi

desarmes tu furia

como una piedra que rompe

al final del abismo.

y te desarmes en mis brazos

y entonces comprendas

que este refugio

este cariño mio

es mas que un lugar tranquilo

que espera paciente

al pue del acantilado.

 

 

 

y te encuentre envuelta en el astío de la costumbre,

 

 

y te encuentres peleada con el mundo

con la paciencia descosida,

harta de la costumbre,

y de esa gente de siempre.

 

Ojalá así te encuentre,

ciudadana de tu furia

con tu boca repleta

de verbos afilados,

y llena de esas verdades que sacuden

el polvo de los estantes ajenos.

 

ojalá, y justo ahí

en el centro mismo de tu desolación,

cuando el cielo se rompa

sobre tu cabeza

me veas doblando la esquina,

tan casual, tan de nadie.

(pero casualmente tuyo)

 

Y, sin remedio, entonces me nombres,

y me alcances como una tormenta,

para desquitarte con mi calma,

para romper, furiosa,

como un mar embravecido,

que se agita y reposa

entre mis brazos.

 

Y así, al final

comprendas,

que este cariño mío,

este querer tranquilo,

es algo más que un simple refugio:

que espera paciente

a los pies del acantilado.