Cuando soy en tus ojos Dios pierde los suyos,
Los de él que todo lo ven, el gran amante,
Los tuyos, que miran por los míos, el gran amado.
Cuando lloro tus lagrimas, Cristo llora entre nosotros,
Un llanto de sangre que ni la cruz puede aplacar,
Déjame beber tus lagrimas, déjame ser esa sangre.
Cuando rozo tu piel, el cielo se enciende
En serafines que rezan al grito del fuego,
Donde arden los amantes en la eternidad.
Cuando pruebo tu lengua, canta el querubín,
tu ángel de la guarda, dedica una canción a la vida,
que ha sellado la caja de pandora.
Cuando la luz se hiso beso, devoraste mis pecados
¡Oh amado mío! Lo único que merece ser salvo
de mí alma en llamas, es el fuego que la consume.