Kmony QuiƱonez(monina)

Exitacion

En el silencio que la noche traza,

la mano es brújula, la piel, un mapa.

Comienza el viaje, lento y sin premura,

donde cada caricia es la única escritura.

El dedo explora el contorno del hombro,

deslizándose suave, como si fuera escombro

de la duda, el velo que antes nos cubría.

Ahora solo existe la exacta cercanía.

Se encuentran los pulsos bajo el leve ropaje,

y un temblor antiguo anuncia el paisaje

donde las curvas hablan, donde el aliento es fuego,

y el tiempo se detiene en este ardiente juego.

Cada roce es una sílaba no dicha,

un juramento mudo, una dulce desdicha

de querer más, de hundirse sin reservas,

mientras la boca busca el calor que conservas.

Y al fin, cuando la piel se vuelve un solo lienzo,

el mundo exterior se rompe en un comienzo

de escalofrío y calma, de cumbre y de sosiego.

No hay más que el tacto, la rendición y el ruego.

Se han tocado tan hondo, que el alma se ha desnudado.