Puedo ser la raíz de la ternura, la
hermosura, o la amargura,
sal y la hiel,
o si prefieres, el jazmín de tu piel.
Sabes que a veces me pongo a pensar
cómo soy y qué quiero ser.
Voy a ser sincero:
estoy enamorado del amor,
aunque pese el dolor por el fallecer,
aunque sufra el corazón y se queme en el fuego
de la consumada pasión, traición de esta cuestión por no tener sentimientos y razón.
Mejor prefiero ser tu ángel protector,
tú, la dueña del jardín llamado Edén,
donde brota el jazmín.
Yo no soy Adán ni tampoco Lucifer;
de mi costilla no te hice mi mujer,
ni por vanidad te traicioné.
Mujer, solo creo en el amor;
el cariño se perdió,
no me supiste entender.
El amor se desvanece, pero nunca acabará,
esto es verdad y nunca cambiará,
siempre prevalecerá.
Entonces, a pesar de todo,
la raíz de una relación es la amistad,
¿qué más si no te puedo olvidar?
Y no me queda nada!...
Y nada más que mencionar... 21/08/07