Qué hastío es elevarse del suelo y hacerse cual atalaya
Matar al león antes de que salga y cerrar el grifo de las cascadas
Que hastío es desembocar de un lecho infértil
Y nutrir con sangre las raíces del árbol de la calma
Amar para mí fué como pincelar sobre el lienzo ya pintado
Intentar interiorizar en un desorden ordenado
Apreciar la benevolencia y las querellas de unos labios
Amar para mí fué, lo más grande; para lo que el córdis fue diseñado
“Soy la pintura que nadie entiende”, entre los más aclamados
¿Quién se quedare apreciarme y seguir con la mirada los trazos?
Mis colores contrastados y relieves descuidados
Cual espejo descubrirá su propio significado
Empero tengo de vos, “la nada de lo inefable” el secreto externalizado
La obra cuyo título “introspección de un estoico extasiado”
Y la admiradora perfecta se ha vuelto cual Sísifo
Destruyendo el absurdo con solo decir “oye, te estoy observando”