Finges felicidad, posando afuera,
donde las maliciosas aves, arañan,
Retozan, enredan y no se amañan.
Vehementemente te supliqué,
muy sincero, con mi níveo querer,
pero tus ojos optaron por placer.
Hoy tu perfume, no me tumba.
Aunque su dulzor, finge a delirios.
su bálsamo, hiede a martirio.
De tu mentira, te concedo mi verdad.
De mi condena, te otorgo el perdón.
Y de mi corazón roto, una nueva ilusión.