En una ferviente pasión,
por ese suave cariño
que en mi portal aliño,
nace esta adoración
y asombrosa afición.
De tan enorme belleza,
es grande de entereza.
Como agua de la fuente,
pura e intermitente,
prodigiosa su nobleza.
Su sonrisa espaciosa,
inunda mis sentimientos
de una luz armoniosa.
Reverberando momentos,
busco esa voz hermosa
en febriles pensamientos.
He atravesado valles,
de belleza tan enorme,
sin quedarme disconforme,
observando los detalles,
y desde las bocacalles,
su nobleza prodigiosa,
su estela armoniosa.
Agua y barro, en amor
cielo y Tierra, en honor.
Que este día transforme.
Pablo Paronzini