mauro marte

SED

 

Le vendí y entregué

tres veces lo negué y tres veces

me maldije.

Le golpee y azote

 le puse la corona de espina

y le condene

de camino no quite mi látigo de su piel

con gozo le martille los clavos

y de burla, al azar, jugué su túnica

Le grite que protestara, que se airara

que descargaras rayos y centellas.

Solo me miro, con esa mirada de oveja

que está siendo degollada,

Un ímpetu de rabia se apodero de mi

y gritando, muérete ya, le clave la lanza

Solo escuche un susurro en mis oídos

Una voz leve, que dijo: “Al padre que te

Perdone, porque no sabes lo que haces. “

Un trueno sonó con fuerza, la tierra se abrió

Una terrible oscuridad se apodero de mí,

Y desde ese instante, hace dos mil años,

Me persigue esta sed insoportable

por alcanzar la luz.

¿Por qué diablos, Judas te encarnaste en mí?.