Escribo,
cuando el mundo no escucha.
Cuando la voz, se me queda
en la garganta como un
pájaro sin cielo.
Escribo sin adornos
y el poema me espera en una
banca al final del parque.
Escribo para volver a casa
y el punto final cae suave...
como una gota de lluvia
al pavimento.
L.G.